En un reciente seminario online realizado en el marco del Global Health Crisis Reporting Forum de ICFJ, el psicólogo Jorge Bruce −miembro de la International Psychoanalytical Association − explicó de qué forma la pandemia de COVID-19 y las medidas para mitigar su propagación afectan la salud mental de las personas, por qué los periodistas están especialmente expuestos y cómo podemos informar sobre algunos de los problemas relacionados con esta causa.
Según Bruce, el hecho de que se trate de una “amenaza invisible” y el escaso conocimiento que existe de este nuevo virus hacen que el miedo se multiplique. “No se sabe por qué una persona se muere en tres días y otra es asintomática en igualdad de condiciones, porque no conocemos el comportamiento del virus aún”.
El psicólogo interpreta que la pandemia generará un “estrés post traumático”, en la medida que se trata de una situación “terriblemente persecutoria” que puede generar trastornos de ansiedad, angustia, depresión y paranoia. “Es una responsabilidad y una obligación analizar y estudiar las consecuencias de esto, en términos económicos y clínicos también, porque va a dejar secuelas profundas y va a afectar a una generación”.
Muchas de estas consecuencias devienen de las medidas de aislamiento social que se ha tomado para contener la propagación del virus. “De una manera muy violenta, brusca y rápida hemos perdido las condiciones de vida a las que estábamos habituados”, dijo Bruce, que pidió extremar los cuidados personales: “No voy a caer en la trampa de decirle a la gente que tiene que buscar ponerse en contacto consigo mismo y hacer actividades para encontrarse. No tienen que hacer otra cosa que tratar de mantenerte lo más saludable posible”.
Crisis sociales
Además, llamó a tener especial atención en las tasas de femicidios y de violencia contra los niños, dado que son momentos en los que a veces la gente está confinada en lugares reducidos, “en casos varios durmiendo muchas personas bajo una misma cama”.
Así, muchos de los riesgos tienen un componente social importante, especialmente en países en desarrollo como Perú. “Hay gente que [por su situación económica] puede sobrevivir una cuarentena de dos meses y otra que no puede sobrevivir una semana”, explicó Bruce, ilustrando que en Perú casi la mitad de los hogares no cuenta con refrigerador. El peligro se generará cuando “la caldera social llegue a un punto de ebullición que ya no se pueda contener”: cuando esas personas tengan que decidir entre morirse de hambre o salir a buscar comida y estar expuestas a contagiarse de Covid-19.
Durante el seminario online, Bruce fue consultado sobre si correspondía informar sobre posibles casos de suicidios relacionados con la pandemia, y respondió que no se trata de un fenómeno que deba ser ocultado. “Pero sí hay que recordarle a las personas que es un acto extremo, y quienes lo hacen tienen preexistencias en términos mentales”. Según dijo, quienes se autoeliminan “suelen ser gente en situación de fragilidad emocional y con temas de depresión”, y la pérdida de empleo o la situación que genera la pandemia pueden contribuir a desencadenar esas decisiones.
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El consumo problemático… de noticias
Otro problema relacionado con la pandemia tiene que ver con el consumo de noticias sobre el COVID-19. Bruce advirtió de una posible “sobredosis”: la angustia que genera no tener ningún control sobre lo que ocurre puede llevar a consumir una “avalancha de noticias que dé una sensación de controlar la situación”. En cambio, recomendó tener “determinadas fuentes de información, pero no estar conectados todo el día”.
Pero esa sobredosis de noticias es ineludible para los periodistas. “Allí no hay remedio. Son población de riesgo en términos de salud mental, como el personal de salud pública, la Policía, etc. También hacen un trabajo que es esencial, tomando toda la información y separando el grano de la paja, pero habría que pensar en cómo ayudarlos porque no tienen otro remedio que estar constantemente informados”.
Bruce comparó a los periodistas con la situación que viven los psicólogos en sus consultorios cuando se saturan de las vivencias negativas de sus pacientes: “es manejable hasta cierto punto porque el inconsciente trabaja por su cuenta”.
Las cosas por su nombre
Para comunicar sobre posibles problemas de salud mental, el psicólogo pidió a los periodistas “tener empatía” antes que tomar distancia de estas afecciones. “Un sufrimiento puede ser útilmente rescatado en la medida que pueda ser procesado”, explicó. Por eso, recomendó “darle nombre” a ese sufrimiento: “’Estoy con angustia, depresión, ataque de pánico’. Poder establecer esas distinciones es un gran alivio”, aseguró.
Para Bruce, esta crisis también puede convertirse en una oportunidad en el futuro, cuando se diseñen nuevas políticas de salud mental. “Es importante que quienes tomen las políticas presupuestales nunca se olviden de lo que estamos pasando ahora; no hay salud mental posible sin presupuesto”.
Además, observó que se trata de un virus que ha afectado tanto a sectores vulnerables como a las clases más privilegiadas “Ojalá esto genere conciencia y nos haga darnos cuenta que dependemos los unos de los otros y es necesario cuidar a toda la comunidad”.
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