En un seminario online realizado en el marco del Global Health Crisis Reporting Forum de ICFJ, el Dr. Gabriel Rada − fundador de la Fundación Epistemonikos y director de Cochrane Chile y del Centro de Evidencia de la Universidad Católica de Chile − explicó de qué forma se puede comprender la calidad de la evidencia científica y cómo informar con rigor al respecto, sin caer en anuncios apresurados ni tergiversar datos científicos.
La Fundación Epistemonikos trabaja en el COVID-19
La Fundación Epistemonikos comenzó a funcionar en 2012. Rada y su equipo empezaron con la construcción de una base de datos para la evidencia científica en salud. Luego reunieron un amplio equipo de expertos e incorporaron tecnología para manejar esa información. Actualmente están trabajando en distintas plataformas para acercar esos datos a personas que puedan necesitan la información.
Rada cree que Epistemonikos tiene el mayor repositorio de investigación sobre el COVID-19. Su información, por ejemplo, se utiliza para colaborar con organizaciones como Salud Con Lupa, un medio de investigación de Latinoamérica especializado en temas de salud pública.
Los requerimientos para informar sobre datos científicos
“Creo que hay bastante consenso entre los investigadores de que nunca habíamos estado enfrentados a una avalancha de información científica y un interés del público por la ciencia como hoy en día,” dijo Rada sobre la pandemia de COVID-19. Pero si la información no es precisa, la gente pierde confianza en las autoridades, los científicos y el periodismo. “Una de las cosas más difíciles desde el punto de vista de la comunicación es transmitir la certeza que hay asociada a un hallazgo”, agregó. Por eso, es esencial que los periodistas sean rigorosos en la evaluación de los datos científicos y comuniquen los hallazgos con certeza.
Para tomar decisiones a la hora de publicar una investigación, Rada dice que hay que considerar tres puntos:
- Necesidad de evidencia científica: “Es lo primero que tenemos que considerar, pero no lo único”, explicó Rada. Hay que analizar que haya suficiente experiencia acumulada para un estudio y suficiente consenso entre la gente que se dedica a estudiar sobre el tema.
- Usar lenguaje adecuado para el usuario: “Para poder comunicar la evidencia tenemos que transformarla en algo que sea útil para el usuario,” dijo Rada. “Hay un tremendo esfuerzo todavía por hacer sobre cómo transferir este conocimiento a todos aquellos que van a tomar decisiones en salud a nivel poblacional o individual”, añadió. Rada dijo que los científicos también tienen que estar más conscientes de esta necesidad.
- Utilizar fuentes confiables: “Hay fuentes científicas más confiables que otras”, dijo Rada. “Si le decimos a alguien dónde hay que ir a buscar la respuesta, tenemos que tener un listado de fuentes. La confianza hoy en día va de la mano con la rigurosidad científica y la rigurosidad científica toma tiempo”.
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Una metodología para entender y evaluar la evidencia
Para informar acerca de la toma de decisiones con información científica a todo nivel -desde el poblacional hasta el individual- Rada sugiere usar un método llamado medicina basada en la evidencia.
“La gente quiere respuestas, blanco y negro”, aseguró. “Pero la evidencia tiene distintos grados de certeza, confiabilidad”. Rada explicó que existe una jerarquía de evidencia, que hay estudios más confiables que otros y que toda la evidencia no es igualmente confiable.
Existen dos elementos importantes para evaluar la información científica:
- Ensayos controlados y aleatorizados: Estos ensayos tienen un grupo de control (o sea, personas que no reciben el medicamento y en su lugar reciben un placebo) y otro que sí recibe la medicina. El grupo de control es importante. “Si el estudio no tiene un grupo de control, sencillamente no podemos saber si la mejora es atribuible al medicamento”, explicó Rada. Además del control, el otro aspecto importante es la randomización. Si los participantes en los grupos son aleatorizados, eso permite generar dos grupos idénticos en todas las variables. No es el único requisito que determina si un estudio es confiable, pero si no es un ensayo controlado y aleatorizado, como lo que ocurrió con el fármaco hydroxicoloquina, no se puede confiar.
- Revisión sistemática: Es el método establecido para hacer un juicio sobre cuál es la evidencia que hay para una determinada terapia, diagnóstico o cualquier otro producto o tratamiento. “Si tenemos muchos estudios científicos y seleccionamos aquellos que apoyan lo que yo quiero decir, voy a entregar una información o un mensaje sesgado”, advirtió Rada. Para evitar eso, esta revisión consiste en un conjunto de evidencias de diferentes estudios y en transformar toda la evidencia a una conclusión única. No se puede hacer una revisión sistemática sólo evaluando un estudio en aislamiento.
Las revisiones sistemáticas de Epistemonikos
Las revisiones sistemáticas son costosas, toman tiempo, y quedan desactualizadas muy rápido. Rada añadió que es muy probable que con el COVID-19, estos cambios vayan a ocurrir con un ritmo muchísimo más rápido. Por ejemplo, se ha actualizado la revisión sistemática del fármaco hidroxicloroquina ya dos veces. “En Epistemonikos estamos apuntando a un modelo que permita no solo generar revisiones sistemáticas, sino también mantenerlas actualizadas de manera continua o viviente”, explicó. Por eso, el concepto que están tratando de empujar se llama “living systematic reviews”. Esta perspectiva consiste no solo generar en una investigación científica, sino que implica transmitir la información científica de forma simple y en un lenguaje adecuado a los usuarios finales.
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Para el COVID-19, la Fundación Epistemonikos tiene un grupo establecido trabajando en el tema, con más de 70 investigadores y que utiliza tecnología de inteligencia artificial para facilitar su trabajo. La fundación maneja recursos como That’s A Claim!, un sitio en inglés que explica cómo diferenciar lo confiable de lo que no lo es, en varias especialidades.
La evidencia necesaria para información de alta calidad
Cuando un periodista quiere evaluar la evidencia científica que existe detrás de un medicamento u otro tipo de producto, Rada dice lo primero que hay que comprobar es si su estudio tuvo ensayos controlados y aleatorizados. En segundo lugar, hay que ver si existió una revisión sistemática del estudio. “Yo creo que educar a la población sobre esto y transmitir este mensaje cada vez que queremos comunicar la evidencia va a ser fundamental”, sostuvo.
Ahora, porque todo lo relacionado con el COVID-19 es nuevo, Rada advierte que “la información no es extremadamente confiable” ya que recién se está empezando a investigar sobre el tema. Por eso, no es sencillo hacer una determinación de cosas como el uso de mascarillas o varios medicamentos, ya que la investigación que existe al respecto es preliminar. Según Rada, personas u organizaciones pueden hacer recomendaciones diferentes al respecto, y eso depende de los aspectos que están considerando de un medicamento o tratamiento, así como también del costo que pueda implicar o el riesgo que exista al respecto.
Colaboración entre científicos y periodistas
Para que periodistas y científicos pueden trabajar de una manera colaborativa, Rada sugiere que ambos grupos coordinen conjuntamente para definir qué preguntas se pueden responder y cuáles otras no. Para eso además es necesario establecer cómo estructurar esas preguntas. Luego de definido esto, periodistas y científicos pueden trabajar juntos para determinar cuál es la mejor evidencia para responder a cada pregunta establecida.
Este seminario online ha sido organizado como parte del ICFJ Global Health Crisis Reporting Forum, que ayuda a periodistas a la cobertura del nuevo coronavirus, a conectarlos con expertos, recursos y otros insumos para su trabajo. Conoce más del Foro y únete a él a través de su grupo de Facebook.